viernes, 2 de noviembre de 2012

Decálogo de un Diseñador

El diseño y el diseñar son mis modos de vida.
Trabajo en el mundo de las certezas con incertidumbres y en la esfera de las incertidumbres con certezas.
Trato de hacer visible lo invisible y cierto lo incierto
Trabajo con certidumbres y obtengo resultados, trabajo con incertidumbres y obtengo resultados inesperados.
Pregunto el porqué del porqué y el porqué del porqué del porqué.
Hago como hacen los bebes en su fase de descubrimiento, miro el mundo al revés: flexionando el cuerpo y poniendo la cabeza entre las piernas descubro que puedo mirar el mundo desde otra perspectiva.
Porque aquí lo fundamental no es mirar u observar, sino aprender a ver con la totalidad de los sentidos.
Debo influir en mi pensamiento creativo para lograr, al final, un pensamiento flexible.
Tengo que enfrentar y vencer mi educación formal-oficial con modos y técnicas menos ortodoxas para desaprender lo aprendido.

Y me pongo en problemas... y me pondré en situaciones problemáticas, preguntando y repreguntando.
Así es como se logra pensar el Diseño, con lo cierto y lo incierto, con lo tangible e intangible, con lo real y lo imaginario, con lo concreto y la abstracción, con la cosicidad de la cosa, lo que hace que algo sea eso y no otra cosa.
Porque creo que sin emociones, sin emocionarnos, sin sentir ese placer orgásmico no es posible entender y menos sentir el diseño.
Porque si no hay compromiso es poco probable aprender, no sirve ni la tecnología de última generación, ni las técnicas de creatividad, ni los métodos autoritarios ni los democráticos; si no hay disposición para hacer, para conocer, para experimentar, para dejarse ser, no hay compromiso.
ES POR ESO QUE DECRETO QUE NADA ESTARÁ OBLIGADO NI PROHIBIDO, TODO SERÁ PERMITIDO, INCLUSIVE JUGAR CON RINOCERONTES Y CAMINAR A CUALQUIER HORA DE LA VIDA.

Arq. Alberto O. Bonada
Extraído de su Propuesta Pedagógica
Octubre de 1999
Imagen: TYPEWEAR